En una jornada histórica, se llevó adelante este sábado 7 de septiembre la marcación de la quinta «El Silencio», considerada un anexo del Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio que funcionó en la ESMA. La actividad se desarrolló en el contexto del 40º aniversario de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a la Argentina tras las denuncias recibidas por las violaciones de los derechos humanos cometidas por el terrorismo de Estado.

 

La señalización se realizó en el marco de la Ley 26.691, por impulso de la Dirección Nacional de Sitios de Memoria dependiente del Archivo Nacional de la Memoria, de la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, junto con la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires y los municipios de Tigre y San Fernando, a partir de la solicitud de la Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte.

 

En dos lanchas con capacidad para unas setenta personas se trasladaron hasta el lugar sobrevivientes y sus familias, familiares de desaparecidos, representantes de organismos de derechos humanos, autoridades nacionales, provinciales y municipales, para presenciar el descubrimiento del cartel. Fue una travesía extensa, de más de dos horas de ida y otras tantas de vuelta, atravesada por la sensación de estar ante un hecho histórico, ya que –fuera de los equipos que trabajaron para la señalización y las autoridades judiciales que en su momento relevaron el lugar-, la quinta «El Silencio» era desconocida para la mayoría de los viajantes.

 

«El Silencio» es un capítulo poco conocido de la ESMA. A lo clandestino del centro de torturas, desapariciones, robo de bebés y exterminio de Avenida del Libertador al 8100 en la Ciudad de Buenos Aires, se le añadieron lugares complementarios para intentar ocultar a las víctimas durante la visita de la CIDH de 1979. Uno de esos espacios fue esta isla.

 

En su entrada hay un muelle con un cartel que todavía la identifica con ese mismo nombre. Cerca de las 11.30, cuando arribaron las lanchas, se realizó el acto de descubrimiento del cartel que señalizó el lugar como sitio de memoria. Así, en la tercera sección del Delta, sobre el arroyo Tuyuparé, en San Fernando, Provincia de Buenos Aires, quedará la marca que indica que ahí funcionó un centro clandestino activado para esconder lo que sucedía en la ESMA, que ahí hubo personas detenidas-desaparecidas y se cometieron delitos de lesa humanidad que no deben repetirse.

 

Durante la señalización, Alfredo Ayala, conocido como «Mantecol», sobreviviente del Centro Clandestino ESMA, agradeció a la Comisión, que venía luchando desde hacía tiempo para marcar estos espacios, a la Dirección de Derechos Humanos de Tigre y a todos los que colaboraron en la señalización. Ayala adelantó que impulsarán la marcación de la quinta ubicada en Del Viso donde se torturó y también fue usada por el terrorismo de Estado. «Vamos a ir por todos ellos y vayan donde vayan, los iremos a buscar», concluyó.

 

Luego, los sobrevivientes y familiares se acercaron a la estación fluvial de Tigre para participar del acto oficial de la señalización de la quinta “El Silencio”. En la apertura, Gabriela Juvenal, coordinadora general de la Red Federal de Sitios de Memoria. organismo del Archivo Nacional de la Memoria, explicó que hace tres años la Comisión de Zona Norte pidió al Estado Nacional señalizar la Isla y el trabajo fue articulado con la provincia de Buenos Aires, con el municipio de Tigre, de San Fernando, con la Comisión de Zona Norte, con familiares y sobrevivientes. En esa línea, Juvenal manifestó que “para estos trabajos se tienen en cuenta los tres ejes que tiene la ley y que son: difusión, preservación y señalización. Preservación es ir al lugar, hacer un relevamiento y dar cuenta el estado del lugar para conservar la prueba que será utilizada en los juicios de lesa humanidad, en este caso fue la quinta “El silencio”.

 

La coordinadora general de la Red Federal de Sitios de Memoria agradeció a los sobrevivientes, familiares, organismos de derechos humanos y trabajadores del Ente Público Espacio Memoria por haber colaborado en este trabajo de señalización. Luego se refirió a los sobrevivientes:  “Es muy emotivo ver la presencia de muchos de ellos, que volvieron a la isla, volvieron a pisar el lugar donde estuvieron secuestrados”.

 

Raquel Wittis en nombre de la Comisión Memoria, Verdad y Justicia de Zona Norte expresó: “Este cartel  de la estación fluvial de Tigre permitirá que lugareños y turistas sepan que se ha señalizado la Isla del Silencio dando la posibilidad a que la comunidad conozca lo que sucedió en ese territorio. Esto es un mensaje que mirando al futuro, lucha por un Nunca Más”.  Y agregó: “Agradecemos a todos los que hicieron posible, a pesar de los obstáculos, a 40 años de los hechos de esta histórica visita, veamos cumplida la ley, señalizando la quinta El Silencio”.

 

“Quiero homenajear a los compañeros que fueron a la Isla y que no volvieron, a los que estaban en Capucha y no volvieron, a los que fueron asesinados, trasladados, a los que fueron tirados de los aviones, en ellos quiero homenajear a los 30.000, sin ellos esto no hubiera sido posible, sin ellos no hubiera sido posible la democracia, por eso mi mayor homenaje para los compañeros desaparecidos que estuvieron recluidos en la Isla del Silencio”, expresó Carlos Muñoz, sobreviviente de la ESMA durante el acto en el que participaron sobrevivientes, familiares, autoridades y trabajadores de la ex ESMA.

Señalización en la estación fluvial de El Tigre

A las palabras de Carlos, se sumó Ángel Strazzeri, también sobrevivente de la ESMA: “Nosotros, los compañeros testimoniantes, sobrevivientes , somos portadores de dos mandatos: el primero es trabajar por verdad, memoria y justicia y el segundo es continuar con la lucha de nuestros compañeros detenidos desaparecidos y en la medida de nuestra fuerza lo hemos llevado adelante. Strazzeri resaltó la importancia de que las nuevas generaciones puedan darle continuidad a esa lucha, la de los detenidos desaparecidos, la de pelear por un país más justo y solidario.

 

Desde 1975, el predio de alrededor de 50 hectáreas era propiedad del pro vicario castrense Emilio Teodoro Grasselli (ex capellán de la Iglesia durante la dictadura cívico-militar) y otras tres personas. Luego, en enero de 1979 fue vendido fraudulentamente al grupo de tareas 3.3.2 de la ESMA: para la firma de la escritura se utilizó el documento de identidad de un detenido-desaparecido. Actualmente, es una propiedad privada.

 

Entre el 6 y el 20 de septiembre de 1979, la CIDH llegó a la Argentina. Recorrió cárceles y otros lugares de detención del país, se reunió con representantes de organizaciones sociales, políticas, de derechos humanos, sindicales, comerciales, religiosas, empresariales y con autoridades de la dictadura. La llegada de la Comisión motivó que los genocidas de la ESMA intentaran ocultar lo que pasaba en el centro clandestino. Para esto modificaron parte de la estructura del edificio del Casino de Oficiales, donde a lo largo de la dictadura permanecieron en cautiverio alrededor de 5.000 víctimas, en su mayoría desaparecidas y asesinadas en los vuelos de la muerte; y trasladaron a las víctimas al Delta y otros inmuebles, con la pretensión de deslegitimar las denuncias de sobrevivientes y negar el terrorismo de Estado y los delitos de lesa humanidad.

En «El Silencio» se replicó el sistema represivo de la ESMA: un terreno con dos casas, una grande y una chica, que fueron el lugar de cautiverio provisorio para las víctimas, quienes permanecieron en condiciones inhumanas, bajo tortura y obligadas a realizar trabajo esclavo. La casa chica funcionó como la “Capuchita” de la ESMA en el Delta. El centro clandestino operó bajo el control del grupo de tareas 3.3.2 y la Prefectura Naval.

 

En octubre de 1979, una vez que la CIDH se retiró del país, la mayoría de las víctimas fueron regresadas a la ESMA; a otras se las mantuvo en cautiverio en El Silencio forzadas a realizar trabajos para la Armada. Luego de su permanencia en la Argentina, la CIDH elaboró un informe que fue publicado en 1980, bajo el título: “Informe sobre la situación de los derechos humanos en Argentina”.

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